Semana de lucha contra la pobreza energética.

17 AL 23 DE FEBRERO

La pobreza energética  puede definirse como la incapacidad de un hogar para satisfacer una cantidad mínima de servicios de la energía para sus necesidades básicas como mantener la vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud.

¿Por qué la semana del 17 al 23 de febrero?

La celebración de la semana de la lucha contra la pobreza energética, se conmemora la tercera semana (del 17 al 23 de febrero de 1956) y última de las extraordinarias oleadas de frío que recorrieron Europa en febrero de 1956. Durante ese mes Europa soportó unas heladas excepcionales y un frío intenso durante casi un mes, completando el invierno más duro en Europa y España desde que se tienen registros.

Tras la subida imparable de los precios de la energía, España se ha convertido en uno de los países con la electricidad más cara de Europa. 4 millones y medio de españoles son incapaces de afrontar el pago de la factura eléctrica que afecta mayormente a personas en situación de pobreza o exclusión social, a pesar de las medidas tomadas por el Gobierno.

España necesita políticas de eliminación de pobreza energética

Otros países como el Reino Unido, ya tiene póliticas que facilitan la eliminación de la pobreza energética mientras que España, carece de un plan claro y fuerte de lucha contra la pobreza energética y el encarecimiento de la energía.

En España, los impuestos representan más de un 26% del coste de nuestra factura de la energía, que son:

  1. IVA: representa un 21% sobre precio final de la factura de la luz
  2. Impuesto de la Electricidad: supone un 5,11% sobre la potencia y el consumo

Por esta razón y con la intención de rebajar ligeramente el montante final a pagar en la factura, el Gobierno ha congelado para 2019 los cargos eléctricos y peajes energéticos, por quinto año consecutivo.

Compañías de luz. by Papernest

Consecuencias sobre la salud

La incapacidad de un hogar para mantener su vivienda en unas condiciones de climatización adecuada no es solo una cuestión de falta de confort asociada a una situación de desigualdad y exclusión social.

La pobreza energética tiene consecuencias sobre la salud, sobre todo de poblaciones vulnerables como niños y personas de edad avanzada. Un estudio de la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifraba en 38.200 las muertes prematuras anuales asociadas a la pobreza energética en 11 países europeos, y estimaba que el 30% de las muertes adicionales que se producen en invierno (en comparación con el resto de los meses del año) se deben a la existencia de viviendas con temperaturas inadecuadas. En España, la Asociación de Ciencias Ambientales ha estimado que la pobreza energética es responsable de entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras al año, una cifra más elevada que la de víctimas mortales de accidentes de tráfico en carretera (1.480 personas en 2011).

Consecuencias sobre la salud

“La incapacidad de un hogar para mantener su vivienda en unas condiciones de climatización adecuada no es solo una cuestión de falta de confort asociada a una situación de desigualdad y exclusión social”.

“La pobreza energética tiene consecuencias sobre la salud, sobre todo de poblaciones vulnerables como niños y personas de edad avanzada. Un estudio de la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifraba en 38.200 las muertes prematuras anuales asociadas a la pobreza energética en 11 países europeos, y estimaba que el 30% de las muertes adicionales que se producen en invierno (en comparación con el resto de los meses del año) se deben a la existencia de viviendas con temperaturas inadecuadas. En España, la Asociación de Ciencias Ambientales ha estimado que la pobreza energética es responsable de entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras al año, una cifra más elevada que la de víctimas mortales de accidentes de tráfico en carretera (1.480 personas en 2011)”.

Asociación de Ciencias Ambientales(Noticias) 

La rehabilitación: la gran solución contra la pobreza energética

Dolores Huerta 

 Directora general de GBCe

OPINIÓN17.02.2022 – 07:00H

Hoy se celebra el Día Europeo contra la Pobreza Energética. Esta fecha, que conmemora la extraordinaria ola de frío que sufrió el continente europeo durante febrero de 1956, pone de relieve el papel fundamental que juegan los edificios para acabar de una vez por todas con este problema estructural. La ecuación es muy sencilla: todas las personas tienen el derecho de disponer de un hogar habitable con las mejores condiciones climáticas con el menor consumo energético posible.

Para lograr este objetivo básico de disponer de un parque edificado en buen estado, la herramienta más eficaz a largo plazo es la rehabilitación. La vivienda, esa tercera piel a la que todos los españoles tenemos el derecho de acceder de una manera digna, debe garantizar unas condiciones de confort, salud y bienestar óptimos para todos los ciudadanos. Sin excepciones de ningún tipo.

Pero la realidad, cuando ya andamos cerca de que se cumpla el primer cuarto del siglo XXI, es bien diferente. Según la estimación elaborada por Green Building Council España (GBCe), nuestro país necesitaría invertir más de 13.000 millones de euros en para rehabilitar el parque residencial de hogares vulnerables. Sólo así se podría erradicar la Pobreza Energética. Esta cifra nos permite hacernos a la idea de la dimensión de esta lacra, que condiciona de manera severa la vida de en torno a 2 millones de hogares españoles. Sí, estamos hablando de millones de hogares. La cifra de personas afectadas es muy superior.

Ante un problema estructural de tanta importancia, urge poner a disposición de todos los ciudadanos las herramientas para que, cuanto antes, habiten en viviendas con unas condiciones óptimas. Estamos hablando de medidas como la rehabilitación energética a escala de barrio, las comunidades energéticas locales, o de la toma de conciencia del problema por parte de todos.

Claro que las administraciones públicas han desplegado ya diversos instrumentos para paliar la Pobreza Energética desde el punto de vista asistencial, como el bono social eléctrico y térmico. Pero la solución a este problema pasa por cauces más profundos, donde los ciudadanos tomen conciencia de que el buen estado de sus viviendas es una cuestión clave para su salud, se mire desde el ángulo que se mire, tanto para sus vidas como para la sociedad en su conjunto. La ciudadanía, tanto a nivel individual como colectivo, tiene una enorme capacidad de transformación, pero para activarla necesita identificar los ámbitos de acción.

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